НАУЧНО-ПРАКТИЧЕСКАЯ КОНФЕРЕНЦИЯ

«ЛИНГВА-2009»

ПРОЕКТНАЯ РАБОТА

ТЕМА: Среди ароматов, цветов и свечей
ЯЗЫК: испанский (первый)
АВТОР: Кирик Анна   
                Ученица 10 «А» класса
РУКОВОДИТЕЛЬ: Бурзина С.А.
                                    учитель испанского языка
Школа №110 им. М. Эрнандеса ЦАО г. Москвы

                      

 

TEMA: Entre fragancias, ceras y flores LENGUA: Español (primera)
AUTOR: Ana Kírik                                                     alumna  del 10 «A» grado
DIRIGENTE: Svetlana Burziná
                         Profesora de Español
Colegio №110 Miguel Hernández

 

Moscú
       Marzo - 2009

 

INTRODUCCIÓN.

...NO HAY QUE DEJAR MORIR A NUESTROS MUERTOS...

Ya está aquí la amiga de todos: La Muerte. Y póngale el nombre que quiera: catrina, calavera, calaca, dientona, huesuda, flaca, tilica, ciriaca, tiesa, pelona... Ya está aqui la tia de las muchachas. Es hora de poner nuestra ofrenda de muertos. Ellos llegarán este primero y dos de noviembre y vendrán para consumir la esencia de la ofrenda. Son los muertos que regresan para visitarnos y pedir pan, frutas, sal, agua, y por qué no, aguardiente, tequila, pulque, mole con arroz, tamales, calaveritas, de azúcar, amarato, o chocolate, calabaza con piloncillo y uno de otro antojito.

Son los muertos que nos dieron vida y no quiren olvido. Recordarlos es dar certidumbre a nuestra existencia.

Son los muertos que nos acompañan en su día. Sí, porque el mito y la tradición del Día de Muertos es la forma más eficaz de combatir lo efímero de la vida humana. El mito es la realidad; un ritual que viene del pasado, una estrategia del presente – para renovarse y percibir lo eterno.

El Día de Muertos tiene una significación que rebasa el mero festejo a nuestros difuntos. El más allá es un diálogo con la otra vida. El Día de Muertos es una tradición religiosa que nos permite hablar con los que se fueron, con los que se adelantaron. Es un acto de comunicación trascendental (lo  trascendental es parte de lo mágico-sagrado). Es, al fin y al cabo, una comunicación donde los muertos son nuestra raíz, nuestra savia, nuestro equilibrio aquí en la tierra y en el cosmos. La relación con ellos es un acto de memoria. Por eso no hay que dejar morir a nuestros muertos. Quien los deja morir no tiene memoria de origen; se le diluye poco a poco. Memoria y olvido son una unidad; pero la memoria es luz, el olvido oscuridad; un vacío que nos puede llevar a la nada. La memoria es el polo opuesto al olvido. Nuestros muertos sólo existen si los tenemos presentes en la memoria. Por ellos estamos aquí, recordarlos es un tributo que significa lo sagrado y la breve estancia de nuestra existencia.

El Día de Muertos es el equilibrio de los vivos que no naufragan, es parte de nuestra identidad. El Día de Muertos es una fiesta, es una representación colectiva donde todos actores: vivos y muertos.

 

 

CAPITULO I.

CELEBRACIÓN DEL DÍA DE MUERTOS ENTRE LOS MEXICANOS.

1.1 EL ORÍGEN DEL CULTO A LA MUERTE.

            La celebración de Todos Los Santos y los Fieles difuntos, 1 y 2 de noviembre, se ha mezclado con la conmemoración del Día de Muertos que los indígenas festejen  desde los templos prehispánicos. Sí, los antiguos mexicas, mixtecas, texcocanos, cholultecas, huehotzingas, zapotecas, tlaxcaltecas, totonacas y otros pueblos originales de los Estados Mexicanos, trasladaron la veneración de sus muertos al calendario cristiano.

Antes de la llegada de los españoles, dicha celebración se realizaba en el mes de agosto (noveno mes en el calendario de las antiguas naciones prehispánicas) y coincidía con la cosecha del maíz, calabaza, garbanzo, frijol... Los productos cosechados del ciclo agrícola eran parte de la ofrenda.

Los Fieles Difuntos, en la tradición occidental, ha sido un acto de luto y oración para que descansen en paz los muertos. Y al ser tocada esta fecha por la tradición indígena se convirtió en fiesta, en una escenografía de olores, gustos y amores. En este ritual los vivos y los muertes conviven.

En este principio de milenio, el Día de Muertos, como culto popular, es un acto que lo mismo nos lleva al recogimiento que a la oración o a la fiesta; sobre todo esta última en la que los muertos deambulan y hacen sentir su presencia cálida entre los vivos. Llega su majestad la Muerte; baja a la tierra y convive con los mexicanos y con las muchas culturas indígenas que hay en los Estados Mexicanos. Su majestad, la Muerte, es tan simple, tan llana tan etérea que con sus huesos y su sonrisa está en nuestro regazo, altar, galería y, por si fuera poco, nos pela los dientes.

1.1.1. La muerte se viste de colores.

Hoy también vemos que el país y sus actores sociales se visten de muchos colores y fragacias para venerar a la muerte: el armario de la flor de campasúchil, el blanco del alhéli, el rojo de la flor afelpada llamada pata de león... Sirva esto como preámbulo para hablar del sincretismo de dos culturas: la indígena y la hispana, que se impregnan y crean un nuevo lenguaje y una escenografía donde  los muertos y los vivos participan. Y si de fiesta estamos, hay que decir que esta celebración tiene arraigo y recorre los caminos del campo y de la ciudad. Oaxaca, con sus miles de indígenas, es ejemplo claro del culto, veneración y convivencia con los difuntos. Toda ella se viste de gustos culinarios, frutas y sahumerios; los muertos regresan a casa. Sí, este 1 y 2 de noviembre, se celebra el ritual que reúne a los vivos con sus parientes, los que murieron. Es el tiempo trascedental en el que las almas de los muertos tienen permiso para regresar – como halo, como exhalación espiritual, etéria – al mundo de los vivos. 

1.1.2 El sincretismo cultural.

Hay reafirmar que la celebración del Día de Muertos, sobre todo, es una celebración a la memoria. Los rituales reafirman el tiempo sagrado, el tiempo religioso. Este tiempo es un tiempo primordial.

La memoria reafirma el tiempo de retorno, las almas de los desaparecidos vienen a convivir con sus familiares. El ritual de las ánimas que nos visitan es un acto que privilegia el recuerdo sobre el olvido.

El calendario católico recuerda, el 1 de novimbre, a Todos los Santos y el día 2, a los Fieles Difuntos. En  tradición inígena y popular, el primero se dedica a los muertos chiquitos y el segundo a los adultos. En algunos lugares el 28 de octubre es el día de los muertos por accidente y el día 30 llegan las almas que están en limbo, los que murieron sin ser bautizados.

En esta celebración no existe un temor por los muertos que vienen, no hay espanto. Los mexicanos son un pueblo con humor para jugar con la muerte y sus muchas y variadas representaciones. Los europeos sí se espatan de la muerte, pero también se maravillan del trato que nosotros tenemos con ella. La muerte nos pela los dientes y nos la comemos en dulce, chocolate, amaranco, con sus ojos de pasa o de cacahuate.  Mienras que los europeos no quieren saber nada de la huesuda, los mexicanos se burlaron de ella, pero también la veneramos y hasta nos emborrachamos en los panteones. Así somos los mexicanos; los más, los festivos. Claro, los que creemos en la peseverancia de esta tradición.

Después de todo, uno sabe que es bello ver cómo quieren a sus muertos en Janitzia, Mixquic, Chilac, Juchitán y en todas las comunidades indígenas y las colonias populares. Y cuando uno comparte con las familias que tienen sus ofrendas, sólo se puede exclamar: ¡Vivan los muertos que nos dieron vida!

Hoy sabemen que este ritual es mágico y por esos se seduce, porque, entre otras cosas, se hace revalorar eso que llaman lo fugaz de la vida humana. El tiempo es sólo una vela encendida y mañana los muertos seremos nosotros y nos olviden nuesros vivos.

1.1.3. Los antiguos reinos de la Muerte.

Entre los antiguos publos nahuas, después de la muerte, el alma viajaba a otros lugares para seguir viviendo. Por ello es que los enterramiento se hacían, a vaces, con las herramientas y vasijas de comida que los difuntos utilizaban en vida. Según su posición  social y política se les enterraba con acompañantes,  que podían ser una o varias personas; el perro también era acompañante en algunos enterramientos. Aunque en el caso de gobernates Huey Tlatoanis, se quemaba su cuerpo en ceremonias suntuosas; todos los Tlatuanis, se quemaba su cuerpo en ceremonias suntuosas; todos los Tlatoanis texcocanos y mexicas fueron cremados.

 

Los sacrificios humanos de niños, doncellas, mancebos, sirvientes y guerrosos cautivos, era una práctica para agradar a la muy amplia constelación de dioses de todas las naciones nahuas. El más allá para estas culturas, era trascender la vida para estar en el espacio divinizado, ya sea por sacrificio, por accidente o muerte natural.

Después de este preámbulo ahora es necesario abordar el tema de las cuatro moradas o reinos de los muertos nahuas.

 

 

1.1.4. El Mictlán

El Mictlán, el primer reino también llamado Lugar de los Muertos, esaba gobernado por los dioses de la muerte: Mictlantecutli y su mujer, Mictlantecihuatl. A este lugar iban los que morían de muerte común.

            En este lugar había una gran misteria. El dios y la diosa devoraban manos y pies. Allí se agitaban los cuchillos de obsidiana, nos dice Walter Krickeberg, plantas espinosas, astillas de pedernal, magueyes salvajes, nopales y cactus, y había mucho frio. “Si alguno crió un perro en vida, lo previene antes de morir con estas palabras: “Mira bien desde la orilla de los nueve ríos por mí”. Se dice que el perro translada a su dueños a través de la corriente del inframundo (hoy en varios relatos de la tradición oral, como algunos que existen en Mixquic, se menciona al perro que está pendiente para ayudar a pasar a sus dueños al otro lado del río. Estos relatos son una herencia ancestral que aún se siguen contado como parte de nuestras teadiciones orales).

Vale hacer de conocimiento de los interados, las investigaciones que ha hecho el equipo de arqueólogos que bien dirige Eduardo Matos Moctezuma, después de los hallagos de las figuras de barro de  Mictlantecutli y Mictlantecihuatl en la Casa de los guerreros Águila (calle de Argentina y Justo Sierra), donde señala y agrega que en la religión mesoamericana, el diós de la muerte presentaba un aspecto doble, que hoy nos parecaría contradictorio: Mictlantecutli era un devorador insaciable de carne y sangre humanas, a la vez que tenía facultades generativas como otorgar y fomentar la vida. Muchas representaciones del dios de la muerte tienen hígado y vesícula prominentes debido a que en estos órganos se alojaba el ihíyotl, el alma relacionada con el inframundo. Esta entidad anímica controlaba a la vez la vida, el vigor, la sexualidad y el proceso digestivo. Allí tenían origen también las emociones fuertes, principalmente la ira. Paralelamente, el ihíyotl tenía las facultadas de crecimiento. Veamos más sobre esto.

Para los pobladores del México prehispánico, la muerte era un asunto recurrente y motivo de enorme angustia. Existen distintas hipótesis acerca de las creencias mexicas sobre el destino de las almas despúes de la muerte. No obstante, todas ellas coinciden en que las almas que iban al inframundo enfrentaban un trayecto lleno de peligros y penalidades, pasando por nueve niveles hasta llegar al nivel más profundo: el Mictlán.

El Mictlán también es descrito en las fuentes como lugar oscuro, frío, maloliente y en permanente descomposición putrescente (estala más fiel concepción escatológica del inframundo; todas las muertes en estado de descomposición bajo la tierra, es escatológica). Por otro lado, no hay que olvidar que Quetzalcóatl bajó al Mictlán y por medio de sortilegios astucias robó unos huesos a los dioses de la muerte. Y para bajar a la morada de Mictlantecutli y Mictlantecihuatl, había que entrar al vientre de la tierra, nueve niveles. Y al subir Quetzalcóatl pasa por el mismo nueve niveles ( la metáfora: la gestación de la vida hasta alcanzar la luz es de nueve meses). Después, y ya lejos de la persecución de los dioses, Quetzalcóatl, se sangró el pene y sobre los huesos robados cayeron gotas de sangre y nacieron los hombres y las mujeres. Los huesos y la sangre dieron una nueva vida. La sangre del pene es la vida que cae sobre los huesos; es sangre que penetra en los huesos robados de mictlan y de ahí germina o nace la nueva vida ( la diosa Cihuacotl, para culminar la metáfora, se encarga de moleros en un molcajete y surgen los nuevos hombres y mujeres que poblaron la tierra). La dualidad vida-muerte está presente en el mito, es inframunto, casa y morada de los muertos que entran es estado de putrefacción, pero también, para reafirmarlo, es el vientre de gestación por sus nueve niveles de ascenso a la tierra (Quetzalcóatl). Dicen los indios, desde los tiempos primordiales, que de la madre tierra nace toda la vida por eso hay que quererla respetarla, así es.

1.1.5. El segundo reino: El Tialocan o “Lugar de Tiáloc”

La muerte humana podía viajar a donde habitara Tláloc, el dios de la lluvia, al Tlalocan. Paraíso de la vegetación. A éste iban aquellos que parecían ahogados, muertos por un rayo, hidrópicos, los leprosos, bubosos, sarnosos, o lo que morían de una muerte “aquática”. Allí nunca faltaban mazorcas de maíz, calabazas, ramitas de bledos, chile verde, jitomates, frijoles en vaina y lores. El día que perdían la vida, estas mujeres y hombres enfermos, contagiosos e incurables, no os quemaban sino los enterraban y les ponían semillas de bledos en las quijadas y sobre el rostro.

 

1.1.6. El Ichan tonatiuh ilhuícatl “El cielo que es la morada del sol”

Al tercer reino de la muerte, iban los guerreros caídos en combate, en las guerras floridas, los ofrecidos en sacrificio al sol, las mujeres que morían en el parto y los comerciantes que habían parecido en las expediciones mercantiles (estos últimos hacían trabajo de penertación y de espionaje en otros pueblos. En las guerras de conquista también recibían regalos y presentes; funcionaban con una estructura militar).

Todos estos muertos, exeptuando la mujer, acompañaban al sol desde el almanecer hasta el medio día. Y se dice que a los cuatro años de muertos, se convertían en pájaros de muy bellos plumajes y andaban chupando todas las flores;  Huitzilopochtli bebe la sangre del corazón de los guerreros sacrificados; el corazón es una flor ofrece su néctar; las guerras floridas eran las guerras para ofrecer la flor más parecida a Huitzilopochtli, el corazón de los cautivos. Huitzilopochtli, colibri a la izquierda, dios de la guerra, baja a beber la flor más preciado por él, el corazón.

Otra de las mertes que entendían también como una lucha, era la que se daba en el vientre para dar vida, la muerte en el parto. Estas mujeres viajaban con el astro luminoso, el sol, porque ellas eran guerreras en forma de mujer y el sol, por ser valientes, se las había llevado “para sí”. Al medio día, tomaban el lugar de los guerreros para acompañar y viajar con el sol hasta crepúsculo. Éstas eran las mujeres del parto, las de la muerte, la sangre que derramaron para dar a luz era el crepúsculo que se adidormecía rojizo en el poniente. Ellas eran las cihuateteo, mujeres divinas.

1.1.7. El Chichihualcuauhco

El Chichihualcuauhco es el cuatro reino. Lilian Scheffler menciona un bello lugar para los niños que morían. A este lugar le llamaban Xochitlapan (tierra de jardines), conocido también como  Chichihualcuauhco, lugar del árbol nodriza ¿recuerdan el nombre que muchosle dan a los senos que amamantan al nené, las chichis? Las chichihua eran mujeres que en la época vierreinal amamantaban a los niños de las españolas. Chichi, de verbo nahuatl, mamar.

Lo bello de esta mitología que cobijaba a los niños radica en que en ese lugar había un hermoso árbol nodriza en el que los infantitos se alimentaban. Sombra y cobijo y alimento; un árbol nodriza; la mamá para los niños pequeños. En este reino del Chichihualcuauhco los niños espereban una segunda oportunidad de vida.

 

1.2. LA DANZA DE LA MUERTE.

Cabalango llegaron los españoles a conquistar, para su rey Carlos V, nuevas tierras en el nuevo mundo. Cabalgando llegaron con una mentalidad sobre la muerte; un esqueleto personero de Dios que carga guadaña para cegar vidas.

     

¿Cuando empezó todo esto? Corría el siglo XIV y Europa se enfrascaba en los charcos de sangre, producto preciado de las guerras entre los reinos que no reconocían aún sus fronteras, y en estos años la muerte hizo su aparición, para normar la regalada vida o la misteria de ella. Aparece como ritual del miedo a lo desconocido, al más allá. ¿Después de la muerte, qué?  ¿Y si la gloria existe, qué hay que hacer para ganársela? ¿Quién mide las buenas obras o las malas? Si me muero ahorita, ¿qué pasa después? Interrogantes. La muerte es la conciencia de la vida. La muerte en el pensamiento es la danza macabra que aterroriza a los del viejo mundo.

Paul Westhein diserta: “Europa, a punto de emerger de la Edad Media, procura librarse de su temor a la muerte, que es la vez temor al Juicio Final y al Infierno (salta mexicana intromisión a esta cita, que será también el miedo a vivir la vida como la naturaleza y la aventura mandan) por medio de las representaciones de la danza macabra, desde el siglo XIV hasta el XVI, el tema más popular de la poesía, el teatro, la pintura y las artes gráficas. Y los libros con ese mensaje circularán entre los pocos letrados que están en conventos, en el corte, en las pocas universidades  y en escasos hombres pudienres.”

Y la idea de la muerte se mete en el pensamiento. Y la Danza Macabra también encontrará refugio en libros miniatura, para ir y venir por todas partes.

Pero qué mejor forma de introducir el temor religioso, que llevándola al teatro... al teatro religioso, que es una representación popular y colectiva de la gente, donde los espectodores también son actores (las pasiones se interiorizan para persuadiar una práctica religiosa. Verbigracia: Vía Crucis; Cristo murió por ti, ¡arrepiéntete de tus malos actos que ofrenden a Dios!)

Sigamos con Paul: “En el teatro religioso, que es el teatro del publo, éste pide que ante todo se le hable de la muerte, de su omnipotencia y de las garras de pérfidos demonios, empeñados en llevarse a la presa.”

Desde esos tiempos, ángeles y demonios se disputaban el alma del moribundo, y en la tierra, desde el siglo XV las imprentas editaban grandes cantidades de libros llamados El Arte del bien morir – Ars bene moriendi o Ars moriendi – cuyo autor se pierde en el anonimato. El preciado libro es una valiosa sugerencia para el bien morir y ganar la gloria, allá junto al Señor.

Pero veamos la teatralización que sostienen, o más bien la guerra de palabras y gesticulaciones entre ángeles y demonios alrededor de un moribundo, quien mira para un lado y mira para un lado y mira para otro . Sí, acertó usted, se trata del Libro de Marras, que está bellamente ilustrado para mover el miedo y las pasiones de l futuro difunto. Vayamos a esta tragicomedia que consta de cinco actos. Los actores: ángeles, santas, demonios y un moribundo (a veces participa un sacerdote confesor). Tercera llamada. Comenzamos. 

1.2.1. Primer acto. Dudar de la fe.

Los demonios peludos, asexuados y con ojos encendidos, le gritan al agónico que dude, desespere y blasfeme contra Dios y su obra. Los ángeles, en montón y con mirada celestial y relajada voz, le dicen: !No escuches la palabra de Satanás! Mientre desde el principio del mundo.

1.2.2. Segundo acto. La mala conciencia.

Los demonios hacen desfilar ante los ojos del hombre sus malos actos: asesinatos, robos, gula, lujuria. A los ángeles se suman San Pedro, San Pablo y, por supuesto, Magdalena. Todos consuelan al moribundo: aunque tus pecados sean tan grandes como el cielo, lo es más la misericordia de Dios.

 

1.2.3. Tercer acto. El apego a las riquezas.

El Diablo mayor, con perversidad, le muestra al agonizante una realidad virtual plagada de imágines infames: los sirvientes le empiezan a robar lo que tiene en su baúl, que ya fue forzado para saquearlo. Otro se lleva el carruaje con todo y malas, incluida la prieta que tan bien se portó con el amo. Y en el patio está su mujer y sus hijos impotentas y temerosos por lo que les roban. Los ángeles, prestos y papaloteando, le dicen que Jesucristo renunció a toda propiedad privada y que además murió en la cruz, y descalzo.

 1.2.4. Cuarto acto. La desesperación por el sufrimiento.

El Diablo menor, pero el más feo, le habla con aliento azufrado al aterrado moribundo y le dice que está sufriendo demasiado y que él no lo merece, que Dios es injusto. Los ángeles, después de cabildear la estrategia a seguir, le recuerdan decenas y decenas de tormentos de los mártires de la Iglesia católica.

1.2.5. Quinto acto. La soberbia el enorgullecerse de su virtud.

Tres diablos se suben a la cama y lo acosan diciéndole que otras personas cometieron más pecados y consiguieron más que él. Y le dicen que lo menos que merece su dignidad, es una corona de virtudes. El hombre agonizante no sabe qué hacer, y los ángeles empujan a los diablos y éstos forcejean. Un ángel de alas de color divino, se acerca a él para recordarle que San Antonio resistió todas las tentaciones, también puestas por el Diablo, y demostró que la grandeza reside en la inmaculada humilidad.

1.2.6. Última escena. El hombre muere.

Con una leve sonrisa, el difunto sostiene una vela en el mano. Resistió. Triunfó la fe en Dios. Su alma, en figura de niño, asciende al Cielo acompañado de un séquito de ángeles, triunfantes también.

La danza macabra hace pensar en la muerte a quienes viven despreocupadamente, a los que viven en la vida banal y pecadora, sin pensar en su salvación; los hace pensar en la muerte repentina, en lo fugaz de la vida, pero sobre todo, en su fragilidad. En ella participant todos: el rey, el papa, el caballero, el villano, el agiotista, el mendigo, la prostituta. La danza macabra es la acechanza de los demonios para que el alma del hombre dude de Dios y se vaya al Infierno.

Éste es el debate de hombres y mujeres que creen en clero official y pore so el Día de Muertos y su ritual no es ina festividad que conmemoren. El culto a los muertos por el clero official es un acto de misas y oraciones para los difuntos.

Las misas y las oraciones son para pedirle a Dios, por medio de la palabra, que sus muertos gocen de la Gloria. El rezo y las misas pagodas son para los que ya murieron. La duda de los vivos: ¿Sus muetos se dejaron seducer por los demonios del pecado?

La de la muerte surge en la mentalidad de finales de la Edad Media, pero aún hoy – en la nueva noche del siglo XXI – se escucha a muchos temerosos hablar de esa danza donde los demonios hablar de esa danza donde los demonios mos acechan, en la misma agonía, para dudar de la omnipotencia de Dios. Quién no recuerda el relato que recibimos al preparamos para nuestra primera comunión: “Un moribundo, ante su confessor, no deja salir las serpientes del pecado que tiene en la boca. Duda en sacar sus pecados cometidos y las serpientes hacen de su boca un nido. El demonio no las deja salir”. Esto me lo contaba mi abuela. ¿A usted se lo contaron? Sí, todavía hoy, mi tía Juana Pérez García, cuando voy a su casa de Ahuacatitlán, Estado de México, me sigue contando esta magnifica representación imaginaria – aunque ella pone un hermoso y suculento altar de muertos – de la danza macabra.

Hoy, son casi cinco siglos de esta herencia religiosa y la Muerte no se cansa de danzar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1.3 LA OFRENDA, ENTRE FRAGANCIAS, CERAS Y FLORES.

La ofrenda es ese ritual colorido donde la comunidad está representada con su óbolo o dádiva; es un acto sagrado, pero también puede ser profano. Lo profano va más allá de la esencia de lo sagrado. La religión popular es la simbiosis de la devoción sagrada y la  práctica profana. Ofrendar en el Día de Muertos, es compartir con los difuntos el pan, la sal, las frutas, manjares culinarios, el agua y, si son adultos, el vino. Ofrendar es estar cerca de nuestros muertos para dialogar con su recuerdo, con su vida. La ofrenda es el reencuntro con un ritual que convoca, con todo y sahumerios, a la memoria.

La ofrenda del Día de Muertos es esa mezcla cultural donde europeos pusieron algunas flores, ceras, velas y veladoras; los indígenas le agregaron el sahumerio con su copál y la comida y, claro, la flor de cempasúchil. La ofrenda, tal y como nos ha llegado, es también u sincretismo del viejo y el nuevo mundo. Y hoy, en casi sinco siglos, los muertos requieren elementos materiales, frugales e intagibles ( se incluye aquí las estelas de olores y fragancias que nacen a las flores, al incienso y al copal).

Sí, la ofrenda de muertos debe tener nueve elementos esenciales. Si faltara uno de ellos se piedre, auque no del todo, el encanto espiritual que rodea a este patrimonio religioso. Una reflexión más: la ofrenda es una acción de culto y veneración místico-religisa; concepto de fe en la inmortalidad del alma elementos imprescindibles para recibir a las ánimas. Cada uno de los siguientes elementos encierra su propia historia, tradición, poesía y, más que nada, misticismo o, por qué no, snobismo, que no desmerece.

 

Hay mencionarlos:

La fuente de la vida, el agua, se ofrece a las ánimas para que mitiguen su sed despúes de su largo recorrido y para que fortalezcan su regreso. En algunas culturas simboliza la pureza del alma.

El elemento de purificación, la sal, sirve para que el cuerpo no se corrompa en su viaje de ida y vuelta, para el siguente año.

Nuestros ancestros utilizaban rajas de ocote. En la actualidad se usa la cera en sus dierentes formas: velas, veladoras o cirios. La fama que producen significa la luz, la fe, la esperanza. Es guía, con su flama titilante, para que las ánimas puedan llegar a sus antigus hogares y alumbrar el regreso a su morada. En varias comunidades indígenas cada vela representa un difunto, es decir, el número de veladoras que tendrá el altar dependerá de las almas que quiera recibir la familia. Si los cirios o los candeleros son morados, es señal de duelo; y si se ponen cuatro de éstos en cruz,  representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa.

El copal, era ofrecido los indígenas a sus dioses, ya que el incienso aún no se conocía, éste llegó con los españoles. Esel elemento que sublima la orción o alabanza. Freganciade reverncia. Se utiliza para limpiar el lugar de malos espíritus y así el ánima pueda entrar en su casa sin ningún peligro.

Las flores, son símbolo de la festividad por sus colores y estelas aromáticas. Adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima, la cual al marcharse, se irá contenta. El 31 de octubre, el alelí y la nube no pueden faltar pues su color significa pureza y ternura, y acompañan a las ánimas de los niños. En muchos lugares de México se acostumbra poner caminos de pétalos, que sirla flor fue perdiendo sus poderes curativos. Flor de cempasúchil significa en náhuatl: veinte flor; efemérides de la muerte.

    

El cempasúchil es una flor que embellece con su color amarillo, o anaranjado amarillo, las milpas de muchos campesinos; es un sol alegre. Y quizá la alegría de su color lo ha llevado a ser, desde los tiempos prehispánicos, parte de muchas celebraciones: lo mismo ha estado en ramos y arcos florales que en collares de mando. Hoy, el cempasúchil distingue ritualísticamente los Altares de Muertos y sus pétalos son el camino para que lleguen los ánimas y comparten con sus vivos.

Entre los múltiples usos del petate se encuentra el cama, mesa o mortaja. En este particular día funciona para que las ánimas descansen, así como de mantel para colocar los alimentos de la ofrenda.

Lo que no debe faltar en los altares para niños el perrito izcuintle, en juguete, para que las ánimas de los pequeños se sientan contentas al llegar al banquete. El perrito izcuintle, es el que ayuda a las almas a cruzar el caudaloso río Chiconauhuapan, que es el último paso para llegar al Mictlán. Los juguetes son para que se sientan contentos y acompañados al recibir el banquete.

El ofrecimiento fraternal es el pan. La iglesia lo presenta como “cuerpo de Cristo”. Elaborado de difirentes formas, el pan es uno de los elementos más preciados en el altar.

El gollete y las cañas, se relacionan con el tzompantli. Los golletes son panes en forma de rueda y se colocan en la ofrenda sostenidos por trozos de caña. Los panes simbolizan  los cráneos de los enemigos vencidos y las cañas las varas donde se ensartaban.

El retrato de recordado, sugiere el ánima que nos visitará la noche del 2 de noviembre pero, preferentemente, éste debe quedar escondido, de manera que sólo pueda verse con un espejo, para dar a entender que al ser querido de le puede ver, pero ya no existe.

La imagen de la Ánimas del Purgatorio, para obtener la lubertat de alma de nuestro difunto, por si acaso se encontrara en ese lugar; para ayudarlo a salir, también puede servir una cruz pequeña hecha con ceniza.

Pueden colocarse otros imágines de santos, para que sirvan como medio de interrelación entre muertos  y vivos, ya que en el altar son sinónimo de las buenas relaciones sociales. Además, simbolizan la paz en el hogar y la firme aceptación de compartir los alimentos, como la calabaza en dulce de tacha o las manzanas, que representan la sangre y la amabilidad.

El mole con pollo, gallina o guajolote, es el platillo favorito que ponen muchos indígenas en el altar. Aunque también le agregan barbacoa con  todo y consomé. Estos platillos son esa estela de aromas, el banquete de la cocina en honor a los seres recordados. La buena comida tiene por objeto deleitar al ánima que nos visita.

Se puede incluir el chocolate de agua. La tradición prehipánica dice que los invitados tomaban el chocolate preparado con el agua que usaba el difunto para bañarse, de manera que los visitantes se impregnaban de la esencia del difunto.

Las calaveras de azúcar. Medianas, son alusión a la muerte siempre presente; las calaveras chicas dedicadas a la Santísima Trinidad y la grande al Padre Eterno.

También se puede colocar un aguamanil, jabón y toalla por si el ánima necesita lavarse los manos después del largo viaje.

El licor, es para que recuerde los grandes acontecimientos agradables durante su vida y se decida a visitarnos.

Una cruz grande de ceniza, sirve para que el llegar el ánima hasta el altar, pueda expiar sus culpas pendientes.

El altar puede ser adornado con papel picado, con telas de seda y satín donde descansan también figuras de barro, incensario o ropa limpia para recibir a las ánimas.

La ofrenda es un tipo de escenografía donde participan nuestros muertos. Actores etéreos que llegan a beber, comer, descansar y convivir con sus deudos. Al final de su día son como son: la exhalación de un efímero viaje. Muertos gozan de cabal salud.

  

 

 

 

 

 

 

 

 

Черная Зима

Все явления окружающего мира в представлении наших предков, были резко контрастными: белому противостояло черное, теплу – холод,  жизни – смерть, лету – зима, дню – ночь, добру – зло, свету – тьма. Так же непримиримы в своем противостоянии были богини Жива и Морана. Первую, добрую к людям, любили. Вторую, лютую, ненавидели. Возможно, сказался навсегда впечатавшийся в генетическую память страх к великим холодам оледенения.

Счеты у арийцев к Моране давние, и они за прошедшие тысячелетия не забылись. Корень «mri» («умираю») черной волной прошел через многие языки. Это и литовское smertis – смерть, и немецкое schmerz – боль, страдание. Но самый глубокий след эта богиня хладной смерти оставила в языках восточных славян и русов (мор, мрак, морок, заморозки). Морана появилась и в именах черных колдуний в сказках: русская Марья Моревна, кельтская Моргана (сестры короля Артура) и былинной киевской ведьмы Маринки.
Поэтому с приходом весны никакие запреты не могли помешать нашим предкам связать чучуло черной Мораны, поджечь его и бежать с ним по улицам деревни, чтобы потом бросить догорающий ком тряпья в реку – пусть воды унесут ее прочь навсегда!
Но даже после ухода Зимы-Смерти с людьми оставались ее многочисленные слуги мары. У славян они назывались кикиморы – беспокойные худосочные карлицы, голова с наперсток, а туловище тоненькое, как соломинка.
Белорусы считали, что Морана передает умерших Бабе Яге, с которой вместе разъезжает по белому свету, собирая страшную дань, но с разной целью: Смерть лишь убивает людей, а Баба Яга питается душами умерших. Еще из сказок мы знаем, что Баба Яга летает по небу в огненной ступе, помогая себе огненным помелом, в доме у нее, сложенном из человеческих костей, спрятаны многие волшебные существа и предметы: огнедышащие кони, сапоги-скороходы, ковер-самолет, гусли-самогуды, меч-самосек и скатерть-самобранка.  Нередко Бабу Ягу сравнивали со змеей. Например, у албанцев, болгар Бабу Ягу заменяет ламия – драконида, летающая змея. На Украине старую ведьму нередко обзывали «змеей». В словацких сказках сыновья ежи-бабы – лютые змеи. Подобно дракону она Баба Яга сторожит колодец  с живой водой, а в кладовой прячет изделия из золота, серебра и меди. Подобно Змею Горынычу Баба Яга питается человеческой плотью. Забор вокруг ее дома сложен, из костей ее жертв. Так, что Баба Яга, как и Морана, это сама смерть.   

 

El Invierno negro

Todos los fenómenos del mundo circundante en la representación de nuestros antepasados, fueron agudamente contrastante: blanco se resistía negro, calor - frío, la vida - La muerte, el verano - El invierno, el día - La noche, el bien - rabia, luz - La oscuridad. Así como fueron irreconciliables en la oposición de la diosa Жива y Морана. Primero, bueno a la gente, amaban. Segundo, soy feroz, odiaban. Probablemente, ha influido para siempre впечатавшийся en la memoria genética el miedo a los grandes fríos del helamiento.

Счеты a арийцев a Моране remoto, y ellos por los milenios pasados no han sidos olvidados. La raíz? mri? (? Muero?) la onda negra HA ANDADO a través de muchas lenguas. Este y lituano smertis? La muerte, y alemán schmerz? El dolor, el sufrimiento. Pero esta diosa de la muerte fría ha dejado la huella más profunda en las lenguas de eslavos orientales y русов (мор, la oscuridad, los tráfagos, las heladas). Морана ha aparecido y en los nombres negro колдуний en los cuentos: ruso Марья Моревна, céltico Моргана (la hermana del rey Arturo) y былинной de la bruja de Kiev Маринки.

Por eso con la llegada de la primavera prohibiciones ningunas no podían molestar nuestros antepasados ligar чучуло negro Мораны, encenderlo y correr con él por las calles del pueblo para lanzar después que extingue quien de la trapería en el río? Que los aguas унесут de ella fuera para siempre! Pero incluso después de la partida del Invierno-muerte con la gente se quedaban sus criados numerosos мары. A los eslavos ellos se llamaban las brujas pirulíes? Las enanas inquietas caquécticas, la cabeza con el dedal, y el tronco fino, como la pajita.

Los bielorusos contaban que Морана entrega a que han muerto a la Tía Jage, de que juntos разъезжает por luz blanca, reuniendo terrible дань, pero con el objetivo diferente: la Muerte mata sólo a la gente, y la tía Jaga se alimenta los almas de que han muerto. Todavía de los cuentos sabemos que la tía Jaga vuela por el cielo en el mortero de fuego, ayudándo sí por la escoba de fuego, en la casa a ella, compuesto de humano костей, спрятаны muchas esencias mágicas y los artículos: los caballos ognívomos, las botas-andarines, el tapiz-avión, los guslis - самогуды, la espada - самосек y el mantel - самобранка. Con frecuencia a la Tía Jagu comparaban con la serpiente. Por ejemplo, a los albaneses, los búlgaros la Tía Jagu son sustituidos la lamia? драконида, la serpiente que vuela. Sobre Ucrania a la bruja vieja bautizaban con frecuencia? Por la serpiente?. En los cuentos eslovacos los hijos de la ежи-tía? Las serpientes feroces. Como дракону ella la Tía Jaga guarda колодец con el agua viva, y en la despensa esconde los productos del oro, la plata y меди. Como la Serpiente Gorynychu la Tía Jaga se alimenta la carne humana. La cerca alrededor de su casa es compuesta, de костей de sus víctimas. Así que la Tía Jaga, tanto como Морана, es la muerte misma.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ANEXO.

EL MANJAR DE LOS MUERTOS. RECETAS VARIAS PARA CHUPARSE LOS HUESOS.

El comer es uno de los placeres alimenta el espíritu y renueva las ganas de vivir. Es detenrse un momento, parar el ajetreo de la vida par aver esas imágines comestibles, major conocidas como platillas, que desaparecen por arte del hambre, o de la gula… Y nadie puede negar que los manjares despiertan el apetito por su presencia, por su presencia, por su estela de aromas.Lo paradójico de la vida y de la muerte es que para vivos  y muertos los olores alimentan el espíritu, el alma. Los difuntos que nos vistan a comer la esencia de los platillos que se les ofrece en el altae de muertos. Así, vemos o percibimos que la comida, como manjar, es una ofrenda para reinventar los placeres, la satisfacción convertida en sonrisa.

 Compartir los alimentos es parte del arte de comer y entablar una buena conversación. El comer es un ritual, es un acto de convivencia; pero más que esto, es diálogo con el platillo que está frente a nosotros. Por eso, la comida que se pone en el altares es una ofrenda; sí, pero tembién una estela de aromas, una escenografía de formas y colores que seducen y dialogan con las ánimas que regresan del más allá para estar aquí, en el más acá, con sus deudos.

La ofrenda del Día de Muertos es un tributo de manjares y dulces como parte del arte culinario y la artesanía dulcera.

Y si usted le interesa que su altar luzca apetito, pues entonces aquí le regalamos algunas recetas para que quede bien con sus muetos. Los vivos pueden esperar.

LAS RECETAS MÁS POPULARES DEL DÍA DE MUERTOS.

Calaveras de azúcar.

Ingredientes

¾ de kilo de azúcar blanca; media cucharadita de cremor tártaro; ¼ de litro de agua; moldes para hacer las calaveras.

Para adornar

2 claras de huevo; azúcar glass; colores vegetales; papel de estaño de varios colores; papel encerado para hacer dullas o cucuruchos para adornar

Preparación

Antes que otra cosa, mírese al espejo y regálese una de sus mejores sonrisas. Papáchese. Usted en la cocina es la reina, la que manda, la que tiene el control de los huevos y del resto de los ingredientes. La que dice la primera y la última palabra. La que responde por los platillos. Así  que relájese. Con esa sonrisa amplia vaya a la cocina y … a comenzar la obra.

Ponga al fuego una olla. Vierta el agua y el azúcar. Con el ritmo que más le plazca, muévale con una cuchara hasta que el azúcar se disuelva. Cuando suelte el primer hervor, no se apresure, déjela unos 15 minutos con 18 segundos; si se pasa un poquito, no se apure (pero que no sea mucho tiempo). Se retira la olla del fuego y se bate el agua de azúcar hasta que cambia su color a blanco. Pero cuidado, si el color se torna oscuro, repita toda la opareción hasta que le salga. No vaya hacer que las calaveras de dulce parezcan de verdad y se meta en escándalos judiciales. Mejor repita paso por paso.

Una vez alcanzado el color deseado, rellene los moldes por el orificio. Después únalos con ligas. Cuando estén llenos, colóquelos hacia arriba. Así dejelos y cuando los moldes estén tibios y el azúcar del interior cuajada, sum’erjalos en agua y sáquelos enseguida. Un, dos; un, dos…así de rápido, con ritmo.

En este momento, habrá superado el sexsto nivel de la prueba.

Ahora, quite las ligas y retire los moldes. Ponga las calaveras a escurrir sobre una charola. Deben quedar bien secas después del baño.

Y aquí viene la parte más lúdica, la artística. Si, la de la decoración. Las dullas se hacen con el papel encerado. Con mucha energía, bate las dos claras de huevo; agregue unas gotitas de limón; agregue el azúcar glass hasta que se forme una pasta suave. Vierta esta mezcla un cuatro o cinco trastes pequeños, que pueden ser de loza de acámbaro, ya cada uno póngale unas gotas de los colores que más le gusten; claro que si sabe cuál era el color preferido de muertito, major.

Una recondación: evite el negro, el funeral, ya paso. No olvide, los muertos también son festivos el negro ensombrese.

Llene cada dulla con un color, corte la punta con cuidado, debe quedar una salida pequeña. Ahora adorne la calavera con moños, aretes, pestañas postizas y con el recortes de papel de estaño que desee utilizar.

Sus calaveritas están casi listas. Sólo falta que les ponga el nombre de sus queridos difuntos de la frente. Si alguna le salió fea, no se preocupe, seguramente nombre no le faltará. Usted lo sabe bien.

Ahora si… antes de salir con su charola llena de calaveritas, vuelva a mirarse en el mismo espejo. La satisfación debe reflejarse en su rostro y, por supuesto, en su sonrisa de oreja a oraja.

Pan de muerto.

Ingredientes

Para la sambra

40 gramos de levadura fresca de panadería; 2 cucharadas de azúcar; ½ taza de azúcar; 2 cucharadas de jarina

Para el pan

6 tazas de jarina; una pisca de sal; 3 y ½ barritas da mantequilla; 6 yemas y 6 huevos; una lata de leche condensada; ¼ de taza de agua de azajar; ¼ de taza de agua de an’is para adornar; una clara y 5 cucharadas de agua; 5 cucharaditas de azúcar

 

Preparación

Una vez que tenga todos los ingredientes listos, sobre la mesa… Relájese. El buen humor es importantísimo para sacar bien esta magna tarea. No vaya a ser que el pan de muerto le que de como de vivo. Eso si que no; sería una ofensa para nuestros difuntitos, ¿No le perece?

Puede pedir ayuda; la grata companía de una vecina o un familiar quien major le caiga y pueda prestar sus servicios como ayudante de chef. Usted será como el director de una orquesta los demás deberán ejecuta oportunamente cada señalamiento que usted le endique. El producto deberá ser una obra maestro.

Manera de hacer la simbra, o lo que es lo mismo, la masa.

Ahora si arremánguese las mangas, póngase el mandil y con todo el ánimo que pueda, desbarate la llevadura en la harina con cuatro cucharadas de agua de azúcar y revuelva enérgicamente, con en jundia para que quede major. El resultado debe ser una pasta ligera, suave y tersa. Sino queda ligera, suave y tresa, olvídese, no recibirá el tibio papacho de sus visitants. Unavez que lo consiga, déjela reposar hasta que en su superfucie se formen burbujas… Para ello se requieren 35 ó 45 minutos. Como puede darse cuenta, preparer este manjar requiere tiempo y paciensia.

Manera de hacer la masa de pan.

Mientras que espera que se formen las burbujas en la pasta, cierna a harina con la sal. Haga un hueco en el centro y ahí, en el ombligo, agregue la mantequilla blanda, la lata de leche, el agua de azúcar y el agua de anís. Mire los ingredientes con fijeza y mezcle con ritmo una y otra vez, hasta sentir grumos.

El ritmo es importante para evitar el cansancio y para que el cocinar sea una acción placentera. Así que si se aompaña de una música que le inspire, mejor. Súbale el volumen y a mezclar.

Cuando sienta que ya no hay ningún grumo, amásela con la simbra – que para ese entonces, tendrá tantas burbujas como una fente. Y otra vez, a amasar con ritmo y enjundia. Amasar, amasar, amasar hasta uqe preperado no se pegue ni en su mesa ni en sus dedos. Tómelo como terapia, renueve su exudando la energía negativa, los malos pensamientos. Amase con mucho ritmo.

Terminada esta labor, haga dos bolas con la mesa y colóquelas en un traste tibio, previamente engrasado con mantequilla; con la punta de un cuchillo marque en la mesa una cruz de los centímetros de profundidad – bueno, si se pasa por algunos milímetros, no importa, veces lo nota. Tape la masa con un trapo húmedo y déjala reposar unas dos horas hasta que aumente su volumen. No coma ansias, recuerde que esta receta requiere tiempo y paciencia.

Una vez que hayan pasado las dos horas, notará que casi se borróla cruz. No se preocupe, es normal. En realidad sólo es parte del adorno. Ahora, comosi se tratara de una danza macabra, golpeé tantas veces la masa como pueda – con todas sus fuerzas-unos dos o tres minutos. Dicen las malas lenguas, y hay que creerles, que esto para que se le salga el aire la masa.

Ahora, separe una pequeña porción de masa para formar los huesos y las lagrimitas de los fieles difuntos. Coloque todo en un comal de barro colorado y embadurne los futuros panes con la clara de huevo; luego, déjelos reposar en un lugar tibio durante 40 minutos. Cuando vea que aumentaron su tamaño, colóquelos en en el horno previamente calentado a 200°C. Déjelos ah’i de 35 a 40 minutos; sáquelos y déles brochazos con el azúcar disuelto en agua. Finalmente, espolvoreé azúcar.

Qué tal... ¿verdad que no es tan difícil? Seguramente aprendió que para hacer un rico pan de muerto necesita armarse de tiempo y paciecia. Ese es el secreto.

Dulce de alfeñique

Ingredientes

2 tazas de azúcar glass; 1 clara de huevo; 1 cucharada de miel, de maíz clara; ½ cucharadita de vainilla; de taza de maicena; colorantes vegetales; 1 pincel fino

Preparación

Al igual que para elaborar las otras recetas, se requiere de muy buen humor y disposición para preparar el alfeñique, dulce típico de Toluca. Así que con una enorme sonrisa, en un recipiente limpio y sin grasa cierna el azúcar; incorpore la clara, la miel y la vainilla. Bata hasta que le quede una mezcla que se pueda amasar sólo con la punta de los dedos (es importante que sea sólo con la punta de los dedos y no con toda la mano). Con esta mezcla deberá formar una bola.

Ahora, espolvoreé con maicena una superficie plana y siga amasando sobre ella la mezcla, hasta dejarla lisa y manejable. Métela en una bolsa de plástico limpia y ciérrela muy bien. Si se le llega a olvidar, no se preocupe, esta masa puede permanecer guardada por meses sin echarse a perder (si se endurese, sólo rocíele agua tibia y y amásela otra vez). Pero bueno, esperamos que no le olvide.

Y si para preparar la masa se necesita poseer cierto talento, hacer los alfeñiques require que usted haga gala de sus dotes artísticas y artasanales.

Así pues, tome porciones de masa y empiece a moldear figuras, como ataúdes con su muertito, crucecitas calaveras o platitos con comida. Luego, tome el pincel y los colores vegetales y pinte las figuras (no se le olvide usar, por lo menos en alguna, el color preferido del muertito). Una vez que se han secado, que darán listos para llevarlos a la ofrenda. En ellos puede poner la fotografía de alguno de sus difuntitos y por qué no, hasta sentar a una Frida que Cahlo.

Después de todo, el manjar culinario que se ofrece a las ánimas, es parte del arte de la cocina que viene de la sabiduría de nuesrtras abuelas y que hoy, por fortuna y por placer, se ofrenda a los muertos. Claro, sin olvidar los vivos, quienes también estarán prestos para comer después de que se van los que nos visitan 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DICHOS Y REFRANES, DONDE LA MUERTE ES LA PRIMERÍSIMA ACTRIZ.

Los dichos y los refranes son la subiduría  de un pueblo que no niega la cruz de su parroquia y tampoco deja al vuelo lo que la palabra ha acumulado en su andar. Hombres y mujeres prefieren hablar en frases precisas y certeras, las que vienen de la sabiduría como tradición.

Sí, los dichos y los refrenes son asunto de una memoria colectiva que dejan como herencia los que ya se están yendo. Sus creadores son anónimos prsonajes que se funden en el habla popular.

Y si los académicos he intelectuales citan a los clásicos y prestigiosos escritores para darle sustento a su pensamiento o escritura, los hombres y mujeres comunes citan los refranes que tienen asidero en la historia, en la experiencia y en la sabiduría de la vida vivida de un pueblo.

Y la muerte no se escapa de la mordaz sabiduría que es tan vieja como la palabra que la nombra, para bien o para mal.

A mí la muerte me pela los dientes

El muerto al pozo el vivo al gozo

Al fin que para morir nacimos

Al vivo vivo todo le falta y al muerto todo le sobra

A mí no me asustan con el petate del muerto

A ver a un velorio; a divertirse a un fandango

Cáite, cadáver

No hay que cargar con el muerto

No me subió el muerto

Cayendo el muerto y soltando el llanto

Como la muerte de apango: ni chupa, ni bebe, ni va al fandango

Cuando el Tecolote canta, el indio muere

Cuando estés muerto, todos dirán que fuiste buene

Al Diablo la muerte mientras la vida no dure

Dar el muertazo

De aquí a cien años, todos seremos pelones

De tonto me muerto este año

¿De que muere los quemados?

De un jalón hasta el panteón

Donde lloran está el muerto

El muerto a la cepultura; el vivo a la travesura

El muerto y el arrimado a los tres días apestan

 El que por su gusto muere hasta la muerte le sabe

Entre todos lo mataron y él solito se murió

Era más grande el difunto

 Hay muertos que no hacen ruido y es más grande de penar

Huyes de la mortaja y te abrazas del difunto

Las penas no matan, pero ayudan a morir

Levantar muertos

Morir en la raya

Muerta jacinta que se mueran los guajolotes

Muerto el ahijado, se terminó el compadrazgo

Muerto el perico, ¿para qué quiero la jaula?

Muerto el perro, se acabó la rabia

Mujeres juntas, sólo difuntas

Primero muerto que cadáver

Primero muerto que fuera de horario

Sólo los guajolotes mueren en la víspera

Son de los que muriendo matan

Todos nacen llorando y nadie se muere riendo

Ya ni en la paz de los sepulcros creo

Yerba mala nunca muere

Se hace pesado el muerto cuando siente que lo cargan

La muerte es flaca y no ha de poder conmigo

A quien Dios quiere para sí poco tiempo lo tiene aquí

Velo y mortaja del cielo baja

Cavarás en tu tumba con los dientes

El hambre y la sed rara vez matan a alguien, pero la glotonería y la bebida acaban con muchos

La avaricia suele matar de hambre a otros vicios

Vive demasiado aquiel que vive hasta que todos se cansan de él

El que se aleja es olvidado, el que muere es enterrado

De golosos y tragones están llenos los panteones

Más vale morir de pie que vivir de rudillas

Más vale que digan aquí corrió que aquí murió

Hasta aquí hemos hache viajado entre mortajas, huesos, osamentas, filos y palabras que han constituido el habla y la sabiduría de los pueblos. Al sumarse los dichos y los refranes, se convierten en frases que, después de todo, están cargadas de humor. Un humor que no deja de ser una reverencia a la muerte.  

                   

 

 

 

EL CONTENIDO.

INTRODUCCIÓN. No hay que dejar morir a nuestros muertos.

EL CAPÍTULO I. Celebración del Día de Muertos entre los mexicanos.

1.1  El origen del culto a la Muerte.

1.1.1        La muerte se viste de colores

1.1.2        El sincretismo cultural

1.1.3        Los atiguos reinos de la Muerte

1.1.4        El mictlán

1.1.5        El segundo reino el Tialocan o “Lugar de Tiáloc”

1.1.6        El hichán tonatiuh ihuícatl

1.1.7        El Chichihualcuauhco

1.2  La Danza de la Muerte: esa herencia que aún nos persigue.

1.2.1        Primer acto. Dudar de la fe.

1.2.2        Segundo acto. La mala conciencia.

1.2.3        Tercer acto. El apego a las riquezas.

1.2.4        Cuarto acto. La disesperación por el sufrimiento.

1.2.5        Quinto acto. La soberbia. El enorguellecerse de su virtud.

1.2.6        Última escena. El hombre muere.

1.3  La ofrenda, entre fragancias, ceras y flores.

El CAPITULO II. El tema de la muerte en la vida, las costumbres y pensamiento de los pueblos de las tierras rusas.

 

EL CAPÍTULO 3. EL ADJUNTO.

3.1.1 El manjar de los muertos. Recetas varias para chuparse los huesos.

3.1.2 Las recetas más populares del Día de Muertos.

3.2 Dichos y refranes, donde la Muertees la primerísima actriz.